Al comienzo de la unidad formativa 1 del módulo 3 del curso, se nos formularon dos preguntas -
¿Cómo es más útil enseñar las funciones comunicativas, por medio de listados o a través de intercambios comunicativos? ¿Por qué? - y se nos pidió que pusiéramos un ejemplo. Al final de la unidad, ya después de haber asimilado algunos conceptos nuevos - como intercambio, Principio de Cooperación de Grice, etcétera -, y después de haber entendido la relación entre los intercambios comunicativos y los esquemas mentales, se nos pidió que revisásemos nuestras respuestas a esas dos preguntas.
Mis respuestas a las preguntas formuladas al principio de la unidad, se centraron en la motivación que puede experimentar el estudiante de una lengua extranjera cuando en la clase se le presentan actividades en las que tiene que utilizar todos sus recursos comunicativos. Ahora voy un poco más allá. Sigo pensando que es mucho más eficaz utilizar los intercambios comunicativos, en lugar de los listados, para enseñar las funciones comunicativas, y sigo pensando que mantener la motivación de los estudiantes es importante; pero además añado un factor decisivo: el hecho de que a través de la utilización de los intercambios comunicativos en la clase, como expresión de los esquemas mentales socialmente compartidos por una comunidad de hablantes, se proporciona a los estudiantes de un idioma el conjunto de herramientas básicas para comunicarse en dicho idioma de una forma similar a la utilizada por los nativos, contribuyendo así a evitar (al menos en gran medida) las posibles interferencias pragmáticas.
En cuanto al ejemplo, al principio de la unidad formativa 1 me puse a mi misma como protagonista, ya que, a lo largo de años de aprendizaje del inglés, he experimentado que necesito realizar actividades en las que experimente con mi capacidad de comunicación para sentirme motivada. Ahora, después de lo aprendido en la unidad, pienso en el caso de una niña china, adoptada en España con cinco años, a la que al poco de llegar se le fueron enseñando conversaciones tipo basadas en situaciones sociales estereotipadas, para que pudiera desenvolverse (al menos de forma básica) y fuera ganando confianza y sintiéndose más tranquila en dichas situaciones. Algunos ejemplos de esos intercambios rituales:
- Hola, ¿cómo estás? / Hola ¿qué tal?
- Bien, gracias ¿y tú? / Bien, ¿y tú?
- Muy bien. ¿Vamos a jugar? / Muy bien ¿vienes a dar un paseo?
- ¡Sí!/ ¡Vale!/ No, tengo que irme/ Lo siento, ahora no puedo / Ahora no puedo
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