22 septiembre 2013

Las fórmulas convencionales y la comunicación intercultural. Análisis de los principales contrastes entre la actividad realizada de forma individual y en conjunto con el grupo 4

Esta entrada es el resultado de un ejercicio que primero se ha realizado individualmente y luego se ha puesto en común con el resto de los componentes del grupo 4.

Se parte de dos propuestas de actividades para realizar en una clase de ELE, una de ellas con un enfoque claramente gramatical (la actividad A) y la otra con un enfoque claramente pragmático (la actividad B). A partir del análisis de las mismas, hay que responder a unas preguntas.

Las mayores diferencias entre las diferentes aportaciones al foro, ocurrieron en relación con la última pregunta, en la que se nos pregunta si llevaríamos a cabo las dos actividades en nuestra clase, o sólo una de ellas.

Desde el principio, creo que es conveniente realizar las dos actividades, aplicándolas en el marco de una metodología que impulse el enfoque pragmático pero que al mismo tiempo permita trabajar los aspectos gramaticales. También influye en la selección de estas actividades el nivel de los alumnos, y tal vez sea posible prescindir en los niveles más avanzados de actividades con una inclinación más gramatical, pero ¿es factible en los niveles más básicos?


A continuación se incluyen las respuestas consensuadas en el foro del grupo 4, relativas a las tres primeras preguntas:


¿En cuál de las dos actividades tienen los alumnos mayor libertad expresiva?

Respuesta del grupo: Todas las aportaciones realizadas al foro coinciden en que la actividad B permite una mayor libertad expresiva que la actividad A: en la actividad B se permite a los alumnos escoger la estructura gramatical que consideran más adecuada, en cada situación, para realizar una petición, mientras que en la actividad A ya se especifica, de antemano, que el alumno debe utilizar formas de imperativo o bien la estructura “poder+infinitivo”.

 
¿Cuál es mejor para aprender a realizar peticiones en español?
 
Respuesta del grupo: Todas las aportaciones realizadas al foro coinciden en que la actividad B es la mejor para aprender a realizar las peticiones en español.
Las razones aportadas:

o  La actividad B permite al alumno entender en qué situaciones puede utilizar el imperativo para realizar una petición y en cuales, en cambio, será preferible que opte por fórmulas convencionales si no quiere resultar demasiado directo o grosero.
o  La actividad B resulta más adecuada que la A teniendo en cuenta el enfoque actual de la enseñanza del español como lengua extranjera.

o  La actividad B permite al alumno, además de formular las peticiones, comprobar que éstas han sido comprendidas por el destinatario (el otro alumno). Aunque es posible – y a menudo sea lo más frecuente – que el destinatario pertenezca al mismo país y cultura que el emisor, al menos permite al alumno averiguar si su mensaje ha superado la primera barrera y ha sido comprendido por otro individuo.

o  En la actividad B se pide a cada alumno que adopte un rol, y esto posibilita que pueda llegar a ser más consciente de las diferencias entre situaciones más o menos formales y la importancia de adaptarse a las mismas.

o  En la actividad B, con una misma función (pedir permiso) se trabajan diferentes enunciados que varían según la situación y el rol del hablante. Es una forma mucho más compleja, rica y sobre todo útil de abordar el aprendizaje, ya que servirá para que el alumno aprenda a escoger en función del contexto.

 ¿Permiten las dos actividades valorar si el alumno sabe formular peticiones de manera adecuada? ¿Por qué?

Respuesta del grupo: En todas las aportaciones al foro se afirma que la actividad B, al contrario que la A, permite al alumno valorar si sabe formular peticiones de una forma adecuada.

Las razones aportadas:

o La actividad B permite valorar no sólo si la frase es gramaticalmente correcta, sino también si el alumno sabe en qué situación puede utilizar el imperativo y cuándo es preferible una fórmula convencional.

o En la actividad B, el alumno que actúa como emisor puede ver la reacción espontánea del alumno que actúa como destinatario.

o El hecho de tener que adoptar un rol permite/ayuda a ver las cosas desde puntos de vista diferentes al propio, con lo cual nos ayuda a ser más reflexivos acerca de nuestro propio comportamiento.

o La actividad B plantea la realización de peticiones desde perspectivas diferentes (trabajador-jefe, jefe-trabajador), permitiendo que el alumno se familiarice con diversas formas de realizar peticiones, teniendo en cuenta su posición/puesto de trabajo en una empresa. Así, se facilita que el alumno aprenda a interactuar teniendo en cuenta este aspecto, que si es ignorado puede traer (aunque no necesariamente) consecuencias negativas.

o  La actividad A permite valorar si han mecanizado dos fórmulas convencionales de la misma función, pero no permite evaluar si el alumno sabe escoger la fórmula de petición de manera adecuada a las exigencias comunicativas del momento. Si hace una traducción directa de su idioma a la hora de escoger, puede que no seleccione adecuadamente la fórmula.

o Las dos actividades enseñan al alumno a realizar peticiones, pero sólo la actividad B enseña a “formularlas”, ya que es el propio alumno el que debe pensar y valorar la adecuación de un tipo de pregunta u otra.
 
En respuesta a la última de las preguntas - ¿Utilizaría en clase las dos actividades, solamente una o ninguna? ¿Por qué?se han identificado tres posturas en el foro. La mía, como ya he adelantado, es que deberían de utilizarse las dos actividades, A y B, pues ambas permiten trabajar aspectos diferentes: la actividad A, centrada en la gramática, puede llevarse a cabo de forma oral y escrita, y se utilizaría para ayudar a los alumnos a aprender cómo formular peticiones a partir de la utilización del imperativo y de la fórmula “puedo+infinitivo”. La actividad B, que integra Gramática y Pragmática, se utilizaría para propiciar que el alumno se desinhiba (ya que esta actividad puede asimilarse a un juego) y trate de aplicar las diferentes formas de petición que ha aprendido. Además, el hecho de que la actividad B se realice con un compañero, permite a ambos comprobar si se ha comprendido la petición o no; así como evaluar la reacción a la misma. Además, la utilización de ambas actividades permitiría al alumno aprender a distinguir entre la utilización de peticiones directas (en las que el alumno indica abiertamente lo que quiere, a pesar de que en ocasiones esto pueda resultar brusco o poco cortés) e indirectas, de tal forma que sea el propio estudiante el que pueda tomar la decisión y escoger una u otra según la situación y su propio carácter, pero siempre siendo consciente de lo que se juega si no se atiene a las reglas que la cortesía establece en determinados países, regiones, o simplemente ante determinadas situaciones o personas.

Las dos posturas restantes, optan por diferentes niveles de aceptación/rechazo de la actividad A:

En una de ellas se descarta la utilización de la actividad A, en favor de la actividad B, alegando que es necesario que el alumno, a la vez que aprende a realizar una petición correctamente desde el punto de vista gramatical, aprenda también a distinguir en qué situaciones puede utilizarse una fórmula u otra (imperativo, fórmula convencional o insinuación -aunque esto último sea infrecuente en nuestra lengua).

En la otra, se opta por la utilización preferente de la actividad B, mientras que la A se utilizaría sólo en el caso de ser necesario reforzar aspectos gramaticales.


Desde mi punto de vista, si se ha optado por una postura u otra ha sido principalmente porque se ha considerado - o no- que los alumnos ya deberían tener ciertas nociones gramaticales; o porque se ha considerado que todas las actividades deben seguir un enfoque pragmático.

En el transcurso del debate acerca de la última pregunta, se aportan una serie de reflexiones acerca de la naturaleza – cerrada o no – de la actividad A y las posibilidades que podría ofrecer o no desde un punto de vista pragmático. Mi reflexión personal, en favor de la utilización de las dos actividades, parte de una pregunta: ¿Tienen que tener un enfoque pragmático todas las actividades que se llevan a cabo en una clase de lengua extranjera? Parece conveniente realizar actividades que se centren en la Gramática, y que permitan trabajarla. La pregunta aquí es si utilizaríamos en clase las dos actividades o sólo una. Ambos enfoques – pragmático y gramatical - deben integrarse y complementarse a la hora de seleccionar y preparar los contenidos de las unidades didácticas y de las clases, pero no necesariamente en todas y cada una de las actividades que se llevan a cabo durante la clase.
 

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