La observación de una clase puede servir al profesor
que la da y al que la observa. Al primero para obtener una opinión sobre el
desarrollo de la clase y las metodologías aplicadas desde la perspectiva de
otros profesores, y por parte de los observadores para aprender de lo observado
y profundizar en nuestras reflexiones sobre lo que es una clase de enseñanza de
una lengua extranjera y cuál es la mejor forma de afrontarla.
Entre otras cosas, me gustaría observar cómo el profesor
utiliza sus habilidades pedagógicas y dirige la clase, me gustaría ver cómo se
enfrenta a los diversos problemas que pueden surgir (como la pérdida de
atención por parte de los alumnos, la falta de motivación, la formulación de
preguntas para las que no hay una respuesta clara, o para las que el profesor
no tiene respuesta en ese momento, etc.)
Me gustaría que una persona que me observara dando una clase
percibiese un ambiente cálido y relajado, tanto entre los alumnos/as y yo como
entre ellos/as mismos. Me gustaría que me viese moverme por la clase con
soltura, tratando a todos los alumnos por igual y resolviendo sus dudas con la
mayor claridad posible. Me gustaría que descubriese en los alumnos motivación, interés por
el contenido de la clase, interés por aprender y por implicarse en su proceso
de aprendizaje, porque eso diría mucho de mi labor como profesora.
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