Me llamo Carla y quiero ser profesora de lenguas extranjeras
porque me gusta ayudar a otras personas a aprender cosas, en general, y me
siento capaz de enseñar mi lengua materna. Mi gusto por ayudar a aprender se
apoya en mi experiencia de que cuando enseño algo a otra persona, también yo
adquiero nuevos conocimientos; y la posibilidad de aprender, de adquirir nuevas
habilidades o mejorar las existentes, es probablemente la mejor forma de
motivarme que conozco. Además, enseñar español en el extranjero es una salida
profesional que me parece muy interesante.
Creo que mis puntos fuertes en la enseñanza de lenguas
extranjeras son mi condición de estudiante de lenguas extranjeras (inglés), mis
conocimientos (aunque escasos) sobre pedagogía (CAP, cursos de animación y
dinamización), mi experiencia en el trabajo con niños y adultos (talleres,
campamentos, actividades de voluntariado), mi capacidad para el manejo de
información (gracias a mi carrera), mi creatividad y mis ganas de aprender y
mejorar continuamente.
No tengo todavía muy claro qué línea debo seguir para
formarme y desarrollarme profesionalmente en la enseñanza del español como
lengua extranjera. Éste es mi segundo curso con el Instituto Cervantes, y sé
que me gustaría hacer más. También sé que en breve me iré a vivir al extranjero
un tiempo, y es entonces cuando planeo buscar trabajo como profesora de
español, dando clases particulares o en academias de idiomas.
Mis objetivos a corto plazo en relación con la enseñanza del
español como lengua extranjera se reducen básicamente a dos: prepararme lo
mejor posible antes de empezar a ejercer como profesora, y continuar
preparándome y mejorando una vez que consiga empezar a trabajar en este ámbito.
Finalmente, más que preguntas concretas tengo
preocupaciones: me preocupa no conocer lo suficiente acerca de la lengua
española (ya que soy licenciada en Documentación, no en Filología). Sé que mi
condición de nativa de español es una gran baza, pero me preocupa que no sea
suficiente para la enseñanza del español a extranjeros con un determinado
nivel. También me preocupa la posibilidad de cometer fallos a la hora de
enseñar, especialmente cuando surjan preguntas o dudas en la clase en relación
con la gramática o con aspectos de la literatura o de la cultura que yo no
conozca muy bien. Soy consciente de que estos hándicaps pueden suplirse con la
colaboración con otros profesores, así como con la formación continua y la
utilización de obras de referencia como el diccionario de la RAE, pero
probablemente la posibilidad de enseñar algo de forma inexacta es la mayor
barrera que veo ante mí ahora mismo, cuando me planteo la enseñanza en la
práctica. No es que me vaya a detener por eso. Todos podemos cometer errores.
Es sólo que quiero tenerlo muy presente, siempre, para que si ocurre sea capaz
de solucionarlo lo antes posible.
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