18 octubre 2013

Ideas de subtítulos para el curso ¿qué es ser profesor de lenguas extranjeras?


¿Qué es ser profesor de lenguas extranjeras?

… o cómo convertirse en profesor sin olvidar lo que significa aprender

… o cómo convertirse en profesor sin olvidar lo que significa ser estudiante

… o cómo convertirse en profesor sin dejar de ser un estudiante/aprendiz

Objetivos de desarrollo profesional - evidencia 7b

Mis principales objetivos a corto plazo son terminar la tesis y empezar a buscar trabajo como profesora de ELE en Europa sin dejar de realizar cursos de formación específicos relacionados con la docencia del español.

En un plazo de dos años me veo trabajando como profesora de ELE y compaginando ese trabajo con más cursos de formación específica, presencial y en línea, y sin dejar de autoformarme para mejorar tanto mis conocimientos como mis habilidades y mis actitudes en el entorno docente.
 
En cuanto a mi futuro a largo plazo, no lo veo todavía con claridad, pero me gustaría haberme convertido en una profesora facilitadora, que además de dominar los contenidos y las habilidades sabe cómo hacer que los alumnos se sientan motivados y rindan al máximo de sus capacidades.

Reflexión final - evidencia 7a


Uno de los aspectos que más interesantes me han resultado de este curso ha sido la actividad centrada en la observación de la clase de Javier. En esa línea, aunque antes de observar el desarrollo de esa clase, escribí en la actividad La capacidad de observar acerca de la importancia de esa habilidad, que yo no tengo demasiado desarrollada todavía: “Todos recabamos información de nuestro entorno a diferentes niveles, y después de procesarla la utilizamos para aumentar nuestro conocimiento. Una persona observadora obtiene mucha más información sobre todo lo que la rodea que una que no lo es, y por tanto tiene muchas más posibilidades de adquirir nuevos conocimientos y habilidades, así como de mejorar los que ya tiene.” Me gusta este texto, y me sigue gustando incluso después de haber aprendido todo lo que he aprendido en este curso, pero todavía creo en lo que digo ahí, y porque creo que tiene fuerza. Sobre todo, y tal vez especialmente, después de haber visualizado la grabación de la clase, la cual me ha permitido aprender mucho acerca tanto de cómo debe ser el desarrollo de una clase motivadora e interesante para los alumnos, como acerca de los métodos de enseñanza y las interacciones entre profesor y alumnos y de los alumnos entre sí. Me ha gustado especialmente ver cómo el profesor, a través de la realización de preguntas, algunas que desconcertaban al principio a los alumnos, y de paso activaban sus conocimientos previos; y otras que sabía que los alumnos sabrían responder, contribuyendo a reforzar su confianza en sí mismos y en su capacidad de aprendizaje. Además, me ha parecido muy buena la forma en que se las ha ingeniado para conectar las actividades con aspectos de la vida cotidiana de los alumnos (incluyéndose a sí mismo y el diminutivo de su nombre, por ejemplo).

El portafolio del profesor como instrumento de autoformación

A partir de:

Atienza, Encarna. (2009). El portafolio del profesor como instrumento de autoformación. marcoeELE. Revista de didáctica ELE. N9.

 El artículo, como queda bien claro en el título del mismo, gira en torno al portafolio del profesor y a las posibilidades que ofrece, especialmente de cara a su utilización como instrumento de autoformación y autoevaluación.

El texto comienza con una presentación de las diferentes acepciones de portafolio y su evolución histórica - el portafolio como instrumento de evaluación de los escritos en el Plan de Estudios de la Segunda República española; el portafolio como muestra de lo mejor del trabajo de un profesional (desde los años 80, en Canadá y EEUU); el portafolio como instrumento de reflexión y autoevaluación del profesorado; y finalmente el  portafolio como herramienta de autoevaluación para los aprendices de lenguas (Portafolio europeo de las lenguas) –, y continua con una breve revisión de la literatura.

Se incide especialmente en la definición del portafolio del profesor, describiéndolo como una carpeta en la que el docente recoge una selección de muestras o evidencias de su formación como profesor y de su experiencia práctica (si la hay). Dichas evidencias son producto de la recolección de información, por parte del profesor en formación, acerca de su proceso de aprendizaje, pero también son producto de la reflexión y de la autoevaluación.  De esta forma, el portafolio puede ayudar a potenciar la autonomía del profesor en formación si se lleva a cabo de forma comprometida y con una actitud positiva de autocrítica. El portafolio puede verse como “un instrumento de evaluación procesual, formativa e interactiva, que responde al enfoque constructivista de la cognición” (p. 3); y por ello, su elaboración es una forma de autoevaluación que permite al docente aprender a conocerse, descubriendo sus debilidades y sus fortalezas y, por tanto, permitiendo que trabaje en las primeras para tratar de eliminarlas o corregirlas y en las segundas para reforzarlas.


Al definir el portafolio, también se insiste en lo que no es, y “no es una versión redactada de un currículum vitae, ni una recopilación de apuntes o complicados álbumes de recortes”; tampoco es “una exhibición de logros” ni “[…] una ocasión para lamentarse de lo mal docente que uno puede llegar a verse”, ni es un diario del profesor […]” (p. 3). De hecho, a diferencia del diario del profesor, en el portafolio deben confluir las ideas existentes en el contexto en el que el profesor desarrolla su trabajo con aquellas teorías internas que  tienen que ver con sus creencias más personales y, además, las acciones que lleva a cabo en el aula. Además, el portafolio posibilita la incorporación de todo el proceso – de aprendizaje y enseñanza – que ha seguido el profesor a lo largo del tiempo, y por tanto las muestras y/o los objetos de reflexión no son sólo los que se refieren a la acción pedagógica que se lleva a cabo en la clase, entre las cuatro paredes del aula.

El objetivo principal del portafolio del profesor, tal y como se presenta en este artículo,  es permitir al que lo escribe profundizar en sus propias creencias acerca de la enseñanza y el aprendizaje para que, una vez sea consciente de dichas creencias, pueda transformarlas si lo cree pertinente. En cuanto a las características del portafolio, las principales son el hecho de que incluye muestras o evidencias del proceso de enseñanza – aprendizaje seguido por el profesor que lo redacta; y además reflexiones acerca de cómo dichas muestras se integran en la concepción de enseñanza – aprendizaje del profesor en cuestión.
 
El portafolio también suele incluir un apartado en el que el autor del mismo realiza una presentación personal, en la cual se describe antes de comenzar el proceso de reflexión. En esa presentación, el autor suele aportar información acerca de su formación inicial, sus inquietudes y la imagen que tiene de sí mismo como profesor, incluyendo los que considera que son sus puntos débiles y fuertes en su faceta profesional. También suele ofrecer una respuesta a por qué reflexiona sobre sí mismo como docente, cuáles son sus objetivos y cuál es su visión sobre el proceso de enseñanza – aprendizaje. Es frecuente también incluir un apartado final, en el cual el autor reflexiona acerca de las metas que ha conseguido, y cuáles son sus nuevos objetivos (iniciando de esta forma otro proceso de reflexión).
 
No existe una forma específica para la selección de aquellas pruebas o muestras que puedan ser bien un producto de la acción del profesor o bien un componente en el proceso de aprendizaje del profesor en formación. Sin embargo, sí se insiste en que las evidencias deberían ser el reflejo tanto de las creencias del profesor en formación acerca de lo que significa enseñar y aprender, como de la evolución de su aprendizaje. El objetivo de todo ello es permitir, a través de la reflexión, que el propio formando tome conciencia de dichas creencias y las transforme si lo cree necesario.

Finalmente, se expone en el artículo un resumen de las ventajas e inconvenientes que puede suponer la utilización del portafolio como instrumento de formación. Entre los inconvenientes, se destaca la posibilidad de que el portafolio adopte la forma de una simple exhibición de méritos, sin reflexión ni análisis; o de que se estandarice hasta el punto de convertirse en un documento que se complementa de forma casi mecánica; o de que se incluyan como muestras o evidencias documentos carentes de interés a partir de los cuales se extraigan conclusiones inadecuadas. Además, también se contempla la posibilidad de que para algunas personas resulte incómodo exponer de una forma tan abierta sus creencias. Frente a tales inconvenientes, hay ventajas importantes, que básicamente giran en torno a las características que definen el portafolio y que se resumen en el hecho de que permite visualizar de una forma extremadamente clara las decisiones tanto pedagógicas como formativas del profesor y además, el hecho de que permita seguir al docente en todo su proceso de aprendizaje y formación, posibilita un análisis objetivo de la evolución del profesor, así como estudiar sus perspectivas de futuro e implementar mejoras.  

Reflexión acerca de mis pasos más inmediatos en mi formación como profesora de ELE - Evidencia 6


Estoy ahora mismo en un momento de inflexión en mi vida, ya que me encuentro en la última fase de realización de mi tesis doctoral. No tiene relación con la enseñanza del español como lengua extranjera, pero sí constituye un elemento que me ha ayudado a avanzar como persona, a perfeccionar mi capacidad de síntesis y mis habilidades de comunicación y reflexión crítica. 

En este contexto, empecé a plantearme cómo quería desarrollarme en el contexto profesional, que hasta el momento ha tenido lugar básicamente en el entorno de la investigación en Ciencias Sociales y Humanidades, y descubrí el campo de la enseñanza del español como lengua extranjera, por lo que decidí empezar a formarme en el mismo. Este curso cuyo segundo módulo ya finaliza es uno de los primeros en lo que promete ser un largo recorrido, porque tengo todavía muchas necesidades formativas, pero teniendo en cuenta que estas necesidades siempre existirán – y necesitaré por tanto formarme de forma continuada a lo largo de toda mi carrera como profesora - me gustaría llevar mi formación de forma paralela a mi experiencia (todavía inexistente) dando clases. Por ello, creo que lo ideal, desde el momento en que finalice la tesis sería compaginar formación académica – bien presencial o bien virtual – con la utilización de recursos bibliográficos y la investigación en acción, para lo cual tengo intención de trasladarme al extranjero y buscar trabajo como lectora o profesora de español, y a partir de dichas clases, de la autoobservación y reflexión acerca de las mismas, contribuir a mi formación.

Carta al profesor de la clase observada - Evidencia 5


Querido Javier,

He visionado la grabación de tu clase y me ha sorprendido muy gratamente. He aprendido y disfrutado mucho viendo cómo aplicabas diferentes metodologías para facilitar el proceso de aprendizaje de tus alumnos. Me ha gustado especialmente ver cómo reforzabas su confianza a través de la realización de preguntas que sabrías que serían capaces de contestar, contribuyendo así a reforzar su confianza en sí mismos y en relación a su conocimiento de la materia. También tu forma de provocar a los alumnos a través de preguntas directas, y a menudo inesperadas para ellos (se refleja en el desconcierto inicial que reflejan en ocasiones), me parece una manera muy ingeniosa de activar sus conocimientos previos y además conectar el aprendizaje del español con sus vidas, su rutina cotidiana. Además me ha parecido que en ningún momento perdías la concentración y siempre estabas pendiente de todos y cada uno de los alumnos, mostrando paciencia y comprensión a cada instante, sonriendo y aliviando cualquier posible presión sobre los alumnos al eliminar el estrés que podría provocarles no entender algo en determinados momentos (como la actividad de audio) y tratando de no corregirles en exceso. Además recurres a la utilización de frases cortas y directas, utilizas sinónimos y gestos, con la finalidad de crear una situación comunicativa que permite crear un ambiente de aprendizaje muy positivo en la clase.

Creo sinceramente que te has convertido en el tipo de profesor en que aspiro a llegar a convertirme yo misma algún día.

Muchas gracias por permitirme avanzar en mi proceso de aprendizaje a través de la observar de ese pequeño trozo de tu vida y de tu profesión.

Carla

Observar y ser observado - Evidencia 4


La observación de una clase puede servir al profesor que la da y al que la observa. Al primero para obtener una opinión sobre el desarrollo de la clase y las metodologí­as aplicadas desde la perspectiva de otros profesores, y por parte de los observadores para aprender de lo observado y profundizar en nuestras reflexiones sobre lo que es una clase de enseñanza de una lengua extranjera y cuál es la mejor forma de afrontarla.

Entre otras cosas, me gustaría observar cómo el profesor utiliza sus habilidades pedagógicas y dirige la clase, me gustaría ver cómo se enfrenta a los diversos problemas que pueden surgir (como la pérdida de atención por parte de los alumnos, la falta de motivación, la formulación de preguntas para las que no hay una respuesta clara, o para las que el profesor no tiene respuesta en ese momento, etc.)

Me gustaría que una persona que me observara dando una clase percibiese un ambiente cálido y relajado, tanto entre los alumnos/as y yo como entre ellos/as mismos. Me gustaría que me viese moverme por la clase con soltura, tratando a todos los alumnos por igual y resolviendo sus dudas con la mayor claridad posible. Me gustaría que descubriese en los alumnos motivación, interés por el contenido de la clase, interés por aprender y por implicarse en su proceso de aprendizaje, porque eso diría mucho de mi labor como profesora.

14 octubre 2013

¿Cómo aprender a ser buen profesor?



(Módulo 2, unidad formativa 1, actividad 3)


¿Para qué creo que puede servir observar una clase?
 La observación de una clase puede servir tanto al profesor que la imparte como al que la observa. Al primero para obtener una opinión sobre el desarrollo de la clase y las metodologías aplicadas desde la perspectiva de otros profesores. A los observadores para aprender cómo otros profesores desarrollan sus metodologías[1].

¿Qué aspectos creo que puedo observar en una clase?
cómo se aplican las metodologías pedagógicas, cómo se trabaja con clases con determinadas características (variedad de edades y/o culturas de procedencia de los alumnos, por ejemplo), cómo se enfrenta a los problemas el profesor/a con el fin de aprender posibles soluciones a los mismos (muchos de estos problemas serán tipo), etc.

¿Qué creo que es conveniente que haga un observador mientas observa una clase?
Creo que lo ideal sería grabar la clase para luego analizarla en profundidad, pero si eso no es posible entonces creo que lo mejor es observar atentamente y tomar apuntes pero sólo de forma muy breve, para después de la clase escribir un texto describiendo el desarrollo de la misma, acompañado de sus reflexiones.


[1] En mi respuesta inicial, tal y como está grabada en la actividad, aludía a la observación de los errores y aciertos de los profesores, pero ahora creo que la actitud de los observadores debe ser, precisamente, de observación, de análisis, y no de evaluación. Las clases se observan en un contexto determinado, que no conocemos en su totalidad, pues sólo estamos observando un pequeño fragmento del trabajo del profesor, una hora de un día. No es sólo que no sea justo emitir un juicio a partir de tan poco espacio de tiempo para observar, sino que además es posible que si nos entretenemos juzgando no cumplamos con el objetivo de observar y, a continuación, reflexionar acerca de lo observado. Se trata de mantener un espíritu analítico y reflexivo.  

11 octubre 2013

Reflexiones al final del módulo 1 - Evidencia 3



Mis objetivos, con la realización de este y otros cursos de formación de formación para profesores de lenguas extranjeras, son:

  • Ampliar mis conocimiento lingüísticos y socioculturales acerca del español
  • Ampliar mis conocimientos pedagógicos
  • Aprender a aprovechar al máximo mi capacidad para reflexionar acerca de mis propias experiencias como aprendiente de lenguas extranjeras, seleccionando y profundizando en el análisis del comportamiento de aquellos profesores que más contribuyeron a mi aprendizaje y a ampliar mi interés por el conocimiento de la lengua que me enseñaron
  • Profundizar en el conocimiento de los instrumentos que, una vez que empiece a dar clases, me permitirán analizar mi forma de enseñar, permitiéndome modificar y/o eliminar aquellos aspectos que no sean positivos para cumplir con los objetivos del proceso de enseñanza aprendizaje
  • Analizar mis propias creencias sobre la enseñanza en general, y reflexionar acerca de su procedencia para poder decidir si es conveniente mantenerlas, modificarlas o eliminarlas
  • Interiorizar nuevas técnicas docentes que me permitan facilitar a mis futuros alumnos la consecución de sus objetivos como aprendientes de español.


Concretamente en este módulo 1, que ya finaliza, he tenido la posibilidad de reflexionar acerca de la importancia que tienen tanto mis experiencias (como estudiante y como enseñante, aunque no fuera a nivel profesional) como mis conocimientos y habilidades y mi propia personalidad, valores y actitudes a la hora de afrontar mi formación como profesora de lenguas extranjeras. Especialmente me ha sorprendido el hecho de que mis vivencias como estudiante de una lengua extranjera (el inglés en mi caso) me haya dado pie a comprender un poco más acerca de cómo funciona mi cerebro, y de cómo reacciona ante el estudio y adquisición de una nueva lengua. Pero sobre todo me ha llamado la atención el hecho de descubrir las ideas, las creencias, que yo misma tengo acerca de la enseñanza de idiomas, de lo que es un buen profesor y de la mejor forma de llegar a los alumnos para abordar la enseñanza del español (en mi caso particular).
He aprendido además que esas creencias, una vez identificadas, deben ser revisadas y actualizadas, a través de una retroalimentación continua, incluso (y tal vez particularmente) una vez que empiece a trabajar; y que una de las mejores formas de acceder a esas creencias y permitir una reflexión profunda es a través de la utilización de una herramienta de reflexión docente como es el portfolio.

De acuerdo con la afirmación de Pérez de Obanos Romero, en su artículo La competencia docente y el desarrollo profesional: hacia un enfoque reflexivo en la enseñanza de ELE (Suplementos marcoELE, V encuentro brasileño de profesores de español, 2009) hay dos tipos de portfolio docente: el portfolio formativo - que desarrollan los futuros docentes o los profesores en formación, es decir como yo - y el portfolio profesional – que elaboran los profesores con experiencia. El primero es, de alguna forma – al menos desde mi perspectiva como profesora en formación con expectativas de convertirme algún día en una profesional de la docencia que además dé el tipo en la clase como profesora facilitadora (¡no pido poco!) - un predecesor del portfolio profesional, una forma de aprendizaje introspectivo no sólo en lo que se refiere a la enseñanza sino también en relación al aprendizaje del propio proceso reflexivo.

Parte de ese proceso de reflexión lo constituye el análisis de mis puntos fuertes y débiles como docente (o pre-docente) a partir de la tabla de la competencia docente. Pues bien, creo que mis principales puntos fuertes y débiles se entrecruzan, y en ciertos casos coinciden en una misma habilidad, actitud o conocimiento. Así:

Entre mis puntos fuertes destacan mi conocimiento de la lengua (español) como nativa, reforzado por el hecho de que además la lectura es una de mis mayores aficiones y leo con mucha frecuencia, por lo que poseo un vocabulario bastante alto. Al mismo tiempo, el hecho de que no tenga formación específica en Filología supone una debilidad que, sin embargo, creo que puedo solucionar en parte a través de la ampliación de mi formación al respecto.

Otro de mis puntos fuertes es que cuento con una gran capacidad de autoformación – que creo que se ve aumentada por el hecho de que me gusta mucho aprender y tengo una gran curiosidad - combinada además con la facilidad de expresión. Para terminar, también incluyo entre mis puntos fuertes el hecho de que tengo una personalidad inclinada a la reflexión y la autocrítica, que practico de forma continua (tal vez a veces en exceso), tratando de perfeccionar ciertos aspectos tanto de mi vida personal como profesional.

En cuanto a mis puntos débiles, además del hecho de que poseo una formación del español que podría definir como “nivel de usuario” – usando una analogía utilizada en informática para referirnos a las capacidades que tiene una persona para manejar un determinado programa - creo que es importante la ausencia de experiencia docente y el hecho de que sólo tengo unos conocimientos pedagógicos muy básicos. Por tanto, creo que es bastante lógico tratar de centrar mi formación futura más inmediata en estos aspectos.

05 octubre 2013

Las creencias - evidencia 2


(unidad formativa 2, módulo 1)

Las creencias son las ideas que una persona alberga en su mente. Son sus convicciones, su credo, la doctrina o doctrinas que guían su vida. Están muy arraigadas en los individuos, y aunque a veces éstos no saben que tienen determinadas creencias acerca de algo, condicionan su comportamiento; y si se quieren modificar, es necesario primero ser conscientes de su existencia.

Las creencias del profesor provienen de su experiencia como alumno y de su experiencia docente, de las características individuales que lo definen como persona, de la formación recibida y del contexto en el que se desarrolla su trabajo. Es muy importante que el profesor o profesora de lenguas extranjeras reflexione de forma continua acerca de sus creencias en torno a la enseñanza de una lengua extranjera, y construya una opinión fundada en torno a aspectos tan importantes como:

-          Si es conveniente explicitar en clase los objetivos enseñanza-aprendizaje. Yo creo que sí. Es un paso necesario para que los alumnos sepan cuáles son los objetivos antes de empezar a aprendizaje, sean conscientes de su evolución durante el proceso de aprendizaje y puedan, al final del mismo, establecer una comparativa entre su situación inicial y final, y así sepan exactamente en el punto aproximado de aprendizaje en que se encuentran y puedan poner las medidas para alcanzar los objetivos que no se han conseguido todavía.

-          Si se debe corregir siempre a los alumnos cuando cometen errores. Creo que es importante hacer que los alumnos sean conscientes de sus fallos y que deben corregirse, pero también me parece esencial saber elegir el momento para hacer las correcciones, y la forma. Además, es necesario tener en cuenta el nivel para el que los alumnos se están preparando, ya que hay errores que creo que no deberían señalarse a los alumnos de los niveles inferiores, pero que sí tendrían que indicarse a alumnos de niveles avanzados.

-          La Gramática y la Pragmática. Creo que es importante tener en cuenta ambas disciplinas en el aula y a la hora del diseño de las clases, las unidades formativas y las actividades.  Con la Gramática una persona puede comunicarse hasta cierto punto, pero si no se tiene en cuenta la Pragmática es muy posible que genere una buena cantidad de conflictos y malentendidos con las personas con las que se relacione. Uno puede conocer muy bien la parte gramatical de un idioma, pero si no conoce, aunque sea a un nivel básico, la cultura en la que ésta se inscribe, si no tiene una mínima idea de los esquemas mentales colectivos que rigen en una determinada comunidad de hablantes, difícilmente podrá comunicarse de forma adecuada con los nativos.

 Además, para propiciar una reflexión continuada y poder volver en diferentes ocasiones sobre dichas reflexiones (acerca de las actividades que ha ido realizando en clase o acerca de sus propias ideas en torno a la enseñanza) es muy conveniente que el profesor se sirva de un diario de trabajo o diario del profesor, en el que vaya plasmando la evolución de las clases y de sus propias creencias acerca de todo lo que rodea a su trabajo como profesor: las actividades que plantea y lo que espera obtener de las mismas, cómo reaccionan los alumnos a las actividades que propone, la que considera que es la mejor forma de abordar un determinado tema, etcétera.

Mi punto de partida - Evidencia 1b

(actividad 2, unidad formativa 1, módulo 1)


Me llamo Carla y quiero ser profesora de lenguas extranjeras porque me gusta ayudar a otras personas a aprender cosas, en general, y me siento capaz de enseñar mi lengua materna. Mi gusto por ayudar a aprender se apoya en mi experiencia de que cuando enseño algo a otra persona, también yo adquiero nuevos conocimientos; y la posibilidad de aprender, de adquirir nuevas habilidades o mejorar las existentes, es probablemente la mejor forma de motivarme que conozco. Además, enseñar español en el extranjero es una salida profesional que me parece muy interesante.

Creo que mis puntos fuertes en la enseñanza de lenguas extranjeras son mi condición de estudiante de lenguas extranjeras (inglés), mis conocimientos (aunque escasos) sobre pedagogía (CAP, cursos de animación y dinamización), mi experiencia en el trabajo con niños y adultos (talleres, campamentos, actividades de voluntariado), mi capacidad para el manejo de información (gracias a mi carrera), mi creatividad y mis ganas de aprender y mejorar continuamente.

No tengo todavía muy claro qué línea debo seguir para formarme y desarrollarme profesionalmente en la enseñanza del español como lengua extranjera. Éste es mi segundo curso con el Instituto Cervantes, y sé que me gustaría hacer más. También sé que en breve me iré a vivir al extranjero un tiempo, y es entonces cuando planeo buscar trabajo como profesora de español, dando clases particulares o en academias de idiomas.

Mis objetivos a corto plazo en relación con la enseñanza del español como lengua extranjera se reducen básicamente a dos: prepararme lo mejor posible antes de empezar a ejercer como profesora, y continuar preparándome y mejorando una vez que consiga empezar a trabajar en este ámbito.

Finalmente, más que preguntas concretas tengo preocupaciones: me preocupa no conocer lo suficiente acerca de la lengua española (ya que soy licenciada en Documentación, no en Filología). Sé que mi condición de nativa de español es una gran baza, pero me preocupa que no sea suficiente para la enseñanza del español a extranjeros con un determinado nivel. También me preocupa la posibilidad de cometer fallos a la hora de enseñar, especialmente cuando surjan preguntas o dudas en la clase en relación con la gramática o con aspectos de la literatura o de la cultura que yo no conozca muy bien. Soy consciente de que estos hándicaps pueden suplirse con la colaboración con otros profesores, así como con la formación continua y la utilización de obras de referencia como el diccionario de la RAE, pero probablemente la posibilidad de enseñar algo de forma inexacta es la mayor barrera que veo ante mí ahora mismo, cuando me planteo la enseñanza en la práctica. No es que me vaya a detener por eso. Todos podemos cometer errores. Es sólo que quiero tenerlo muy presente, siempre, para que si ocurre sea capaz de solucionarlo lo antes posible.

Declaración personal - Evidencia 1a

(actividad 1, unidad formativa 1, módulo 1)


Creo que nadie parte de cero para ser profesor de lenguas extranjeras. Todos tenemos una o más lenguas maternas (en mi caso, el castellano y el gallego) y, aunque sean las únicas que conozcamos, podemos reflexionar y apoyarnos en cómo las hemos aprendido para enseñarlas a otras personas. Pero además lo más probable es que también hayamos estudiado otro/s idioma/s (en mi caso es el inglés), y reflexionar acerca de nuestro proceso de aprendizaje (incluyendo los errores y aciertos que creemos que han tenido lugar, tanto por nuestra parte como por la de nuestros profesores) puede permitirnos idear formas de abordar la enseñanza del español para que otros la asimilen de la mejor forma.

El mejor profesor que he tenido a lo largo de mi trayectoria como estudiante de inglés es un vivo ejemplo de que nadie parte de cero a la hora de enseñar una lengua, y menos si es la propia. Un joven irlandés que, en aquel momento, tenía unos 25 años. No tenía estudios superiores y antes de venir a España trabajaba como obrero de la construcción. Basaba sus clases en la conversación y el debate, muchas veces sobre la base de aspectos de su propia cultura, y lograba que resultasen muy dinámicas porque proponía actividades diferentes cada día, todas ellas enfocadas a tratar de que nos expresásemos con la soltura que lo haríamos en español; pero creo que, sobre todo, lo que hacía que las clases discurriesen con facilidad y dinamismo, era su carácter relajado y espontáneo y su confianza en sí mismo (incluso cuando no era capaz de dar una respuesta clara a alguna pregunta). Disfrutaba tanto de aquellas clases que las recuerdo más como encuentros entre amigos-casi desconocidos que clases en sí.

De las diferentes habilidades lingüísticas, la que menor dificultad conlleva para mí ahora mismo es la conversación. Antes de vivir casi un año en países anglosajones era probablemente una de las más complicadas, pero desde que viví esa experiencia se ha producido una transformación en ese sentido, que además no he dejado de potenciar, asistiendo semanalmente a clases de conversación. Lo mismo me ocurre con la lectura y la comprensión de lo que escucho en inglés. Sin embargo en inglés escrito me pasa exactamente lo contrario. Creo que tanto la facilidad en unos aspectos como la dificultad en otros se debe, al menos en mi caso, al hecho de que practico unos y apenas practico el otro, pero también a que me siento mucho más motivada para ver películas, leer y conversar con otras personas en inglés que para redactar un texto acerca de un tema cualquiera. Supongo que parte del problema es la dificultad para recibir una corrección de ese texto que escriba, ya que no asisto a clases de inglés propiamente dichas (sólo de conversación) en las que me encarguen trabajos escritos, por ejemplo. 

Creo que las actividades más útiles para aprender son aquellas que parten del interés del alumno y utilizan sus motivaciones para, además de ayudarle a aprender, lograr que se interese por su propio proceso de aprendizaje. Así destacaría: intercambiar información con un compañero para completar una tarea (siempre y cuando esta actividad se base en la existencia de un vacío comunicativo), ver fragmentos de películas (pero más que por el fragmento en sí mismo como una forma de tratar de que el alumno vea la película completa; de hecho creo que lo ideal sería ver películas completas, no fragmentos, una cada mes o cada dos meses), escuchar canciones (y tratar de transcribir las letras y comprender qué dicen), hacer dramatizaciones (role-plays). Además, creo que es importante escribir redacciones, pues la escritura pone en marcha todo un proceso de auto-reflexión, auto-aprendizaje y auto-evaluación que creo que es muy importante para el estudio y asimilación de una lengua.

Finalmente, creo que la autoevaluación es esencial para que el alumno se implique en su proceso de aprendizaje. Sin embargo, a hora de escoger un tipo de evaluación me quedaría con la formativa, ya que permite al profesor un seguimiento del nivel del alumno en relación a los objetivos del curso, y posibilita que el propio alumno se autoevalúe, ya que si conoce los objetivos concretos que debe alcanzar, también sabrá discriminar aquellos que ha alcanzado y aquellos que todavía no. Al mismo tiempo, facilita que tanto el profesor como el alumno dispongan los medios necesarios para cumplir con los objetivos que todavía no se han cubierto.